La revolución del Satisfyer
A día de hoy, creo que no hay persona en este país que no haya oído hablar del Satisfyer, ya sea en alguna conversación entre amigos y amigas, en las redes sociales, algún programa de televisión… Y seguramente haya sido uno de los regalos más comprados durante estas Navidades.
Lleva siendo el tema de conversación top desde hace meses y está claro que no os voy a descubrir nada sobre este pequeño “amigo”. Ya se ha hablado de lo qué es, de cómo funciona, de sus pros y sus contras, de sus beneficios, ha sido protagonista de incontables memes, chistes, montajes… y, por supuesto, tiene su propio sector de detractores, pero ¿qué os pensabais? toda revolución los tiene.
Porque sí, es una revolución: no el satisfyer en sí, este juguete sexual tan solo ha sido la excusa, el empuje, el pretexto. La verdadera revolución ha sido el hablar las mujeres (y también los hombres) de una manera tan abierta, tan natural y sin tapujos de la sexualidad femenina.
Parece que es un tema que siempre ha estado reservado para ellos. En el colegio todos mis compañeros hablaban abiertamente de estos temas, de su sexualidad, de masturbarse y todo ello sin ningún tipo de complejo.
En cambio, tuvieron que pasar bastantes más años para que mis amigas y yo habláramos de este tema abiertamente entre nosotras. No diré que haya sido hace poco tiempo cuando hablamos por primera vez de ello porque tengo la gran suerte de que con mis amigas siempre ha habido muchísima confianza y seguramente el sexo sea una de las conversaciones que más tocamos cuando nos juntamos. Pero sí que es cierto que este fue un tema que nos costó sacar mucho más tiempo del que llevó a mis amigos hablar de ello entre ellos e incluso con nosotras. Cuando éramos más jóvenes, empezando la adolescencia, si un chico te preguntaba sobre ello te morías de vergüenza y o lo negabas o directamente no contestabas. No estaba bien visto entre las chicas reconocer algo tan natural y lógico.
Y si nos costó entre nosotras, está claro que con el resto de personas todavía más. Tuvieron que pasar años para que reconociera entre amigos (hombres) algo tan natural como la masturbación y he de decir que fue un descanso poder hablar del tema. Ahora es una conversación que puedo tener sin tapujos, sin vergüenza, pero no es el caso de todas las mujeres. Por desgracia, creo que aún a día de hoy sigue siendo un tema tabú entre mucha gente.
En cambio, para sorpresa de todos, un cacharrito, un juguete sexual ha conseguido que la masturbación femenina se haya convertido en un tema más del que se trata con naturalidad, del que se hace bromas, del que se habla entre amigos, del que se pregunta con curiosidad, del que se habla en programas de televisión donde, por ejemplo, María Valverde dijo textualmente: “No follo tanto como me gustaría, pero me masturbo bastante” o Carolina Yuste explicó qué era eso del succionador y que sentía al usarlo.
Y, quizá, lo mejor de todo es que el juguete sexual en cuestión está pensado exclusivamente para el placer femenino y centrado totalmente en el órgano sexual femenino fundamental: el clítoris. Hace años ya que existen los juguetes sexuales, pero la gran mayoría están centrados en la penetración y no tanto en este órgano de mayor placer femenino. Y puede que haya tenido que aparecer un juguete de este estilo, diseñado y pensado por y para la mujer para convertirse en el empuje que necesitábamos para poder librarnos de los complejos y poder empezar a hablar con libertad de algo que hasta no hace mucho parecía monopolio masculino.
Y todo esto claro que es una revolución.
M.