La última noche del año
Nochevieja. Siempre me ha seducido la idea de esta fecha. 31 de diciembre. Último día de un año que jamás volverás a vivir. De 2019 a 2020. Supongo que es un día más que acaba y otro que empieza, pero, para mí, es algo más, siempre ha sido algo más. Es una noche que mezcla lo viejo con lo nuevo, lo que está decayendo con lo que está naciendo, despedidas y comienzos… Una noche de deseos y ilusiones, abrazos, besos, amigos y familia, de uvas y champagne, de amar y de echar de menos, de reír y de llorar, de terminar y de empezar. Una noche en la que, por una vez, todos hacemos algo a la vez.
Es una noche en la que uno sueña, se emociona, se ilusiona, quizá se mienta al hacer nuevos propósitos, pero solo hacerlos da sentido a la vida, nos hace avanzar, nos hace seguir soñando con que el año próximo será nuestro año. Nos permite cerrar etapas, volver a empezar, pasar página, pero, a veces, asusta encontrarse con una hoja en blanco.
Una de las cosas más difíciles cuando escribes, sea de lo que sea, es pasar de la página en blanco. Superar ese tránsito de cómo empezar a contar algo. Pues creo que no hay mejor explicación para lo que llevo sintiendo estos últimos días del año.
Seguramente sea un poco tontería, ya que cambiar de año no tiene por qué significar cambiar de vida y probablemente ya lleve meses intentado pasar página, pero siento que esta nochevieja va a ser un punto de partida para dejar de asustarme por esa hoja en blanco y empezar a escribir de nuevo mi vida.
Nochevieja también sirve para hacer balance de ese año que termina y empezar a soñar con el que viene.
Querido 2019, has sido un año complicado, lleno de decepciones, cambios, ausencias y despedidas. Así que no, seguramente no te eche de menos cuando te marches y tampoco a esta nochevieja que probablemente será la más amarga de los últimos años. Pero en este 2020, a pesar de todo, no pretendo olvidar, ni negar aquello que quise en su día y con lo que soñé durante tanto tiempo, eso sería como matar una parte de mí.
Y aún así, todo no ha sido malo. Cuando la vida te enfrenta a cosas que no son como esperabas, te das cuenta de quiénes están siempre dispuestos a abrazarte fuerte cuando dices que no pasa nada y, sin embargo, todo está pasando.
Y eso te lo tengo que reconocer, 2019, me has demostrado que tengo muchísima suerte, que la vida me ha regalado a gente maravillosa con la que compartir mi día a día y que han sabido sostenerme cuando pensaba que era suficiente conmigo misma y realmente me equivocaba. Personitas que saben lo que significa la amistad y es que amistad es saber dosificar el ruido de la propia presencia. No hace falta estar siempre, sino demostrar que puedes estar siempre y eso, eso no lo cambio por nada.
Y al 2020 le pido que me deje cumplir mis sueños y que me ayude a seguir escribiendo sin tener miedo a esa hoja en blanco.
Y, finalmente, lo que todos hacemos en nochevieja es brindar. Y yo este año brindaré por las personas que se quedaron, por las que se fueron demasiado pronto, por las que han llegado en el tiempo de descuento de este 2019 y por las que seguro me sorprenderá el 2020.
M.